Abuso de la percepción.

Humor.

Nombre: Gordo

sábado, septiembre 10, 2005

Si Guaymas fuera el D.F...

Un día me desperté con la inquietud de saber cómo se vería afectada la vida tranquila que llevamos en Guaymas si esta fuera una ciudad grande o, más aún, si fuera la meritita capital del país. Salí a la calle y comencé a imaginar:

Salí de mi casa en El Pedregal, que no es una colonia muy exclusiva, que digamos, sino que tiene calles de terracería y está al pié de un cerro. Lo primero que noté fué un elevado índice de IMECAS (Índice de Marisco En el Condenado Aire), lo que indicaba otra de esas inmersiones térmicas, donde uno termina todo sudoroso.

Por aquí pasa un transporte al que le llaman “El Metro”, o también “Ruta 100”, porque se para cada 100 centímetros. Como es muy tardado, decidí tomar un ecotaxi pero, por suerte, de pronto me acordé que todavía no me habían robado mi coche! Me enfilé por el primer (y único) piso vial.

Ya desde temprano había un congestionamiento digno de la ciudad más grande del mundo; el Periférico a mediodía se queda corto cuando todos tratamos de llegar a tiempo a dejar a los niños en la escuela. A esta parte de la ciudad le dicen “Tepito”, porque todo el mundo suena el claxon a la menor provocación.

En medio del embotellamiento tuve tiempo para imaginar los reportes de tráfico “desde el aire” de las grandes televisoras. Aquí lo tendríamos que hacer desde la azotea de la torre Vizcanoamericana, a falta de helicópteros. Luego, mientras los no-tan-niños de la calle me limpiaban el parabrisas, creí ver una manifestación de estudiantes, pero eran los transportes de las maquiladoras. Que suerte, porque por allí había solo un granadero. Total, que no tuve tiempo de llegar por un “chocomil” a la central de abasto.

A veces me toca pasar por Bellas Artes y más adelante Chapultepec, lo que me recuerda el bullicio de otros años. Si es domingo, es a fuerzas la visita a la Villa y la vuelta por el zócalo y el Palacio. Escondido por allí está Lecumberri, que ahora quieren convertir en museo. En otro sector se encuentra el monumental estadio de beis, que fuera de temporada se convierte en el equivalente al World Trade Center. Cerca de allí está nuestro Xochimilco, que nomás le faltan las chinampas.

Más lejos, por las afueras de la ciudad y cerca de la ciudad-satélite, está el Popo, que muy de vez en cuando, y solo por accidente, arroja fumarolas.

Pero mi orgullo, lo que más me gusta de todo, es mi esposa, a la que le dicen “la Autónoma”, porque no deja que nadie le diga lo que tiene que hacer y si te pasas de vivo y te quieres ir a Cuernavaca, se pone en huelga.

No’mbre, si así estamos bien!